Sacaste de tu vida la esencia, si fuera posible te habrías arrancado la piel. Los ojos te cambiaron de color. Esos nuevos amantes te inducen al vómito, prefieres la muerte a la soledad. No sé en qué te convertiste, ya no tienes aliento ni cantas por la noche, ya no lloras ni gritas de histeria. Estás ausente, como muerta y a mí no me gusta cuando callas porque tu armonía me provocaba orgasmos. ¿Cuándo dejaste de llenar tu heladera con vino de cartón? Te hago falta Marla, se te nota.